A principios de este mes de septiembre llegó a su final, tras diez años de publicación, un fanfiction de Harry Potter. No me refiero a cualquier fanfic, hablo de Mortífago, un gran fanfic en español y, debo admitirlo, una lectura que me gustaría recomendar a (casi) todo el mundo. Sin embargo, quizá haya que contextualizar un poco todo esto. ¿Qué es un fanfiction? ¿Por qué es importante? ¿De dónde han salido, es que los millenials no se cansan de inventarse cosas?

Lo que conocemos como fanfiction no dejan de ser obras de ficción basadas en otras obras anteriores, presentando una versión alternativa de la historia, y cuya creación pertenece a un fan. Por lo tanto, el libro no publicado en el que se narraba Crepúsculo desde el punto de vista de Edward Cullen no es un fanfiction (fanfic para acortar), pero el Quijote de Avellaneda sí lo es. No siempre se les ha llamado así, pero eso no quiere decir que no existieran. Del mismo modo podemos considerar la Capilla Sixtina como un encargo que, en esencia, es un fanart de la Biblia. Es lo que tienen las tradiciones miméticas, que se imitan a sí mismas todo el tiempo. Y realmente, eso no es malo. En mi opinión, eso está muy bien, porque no solo enriquece el panorama aportando novedades, también ayuda a renovar, y por lo tanto a actualizar, la visión de ciertos temas, motivos y relatos que ya forman parte de la sociedad. Por otra parte, el término “fanfiction” nació en la década de 1930, por lo que los millenials llegamos cuando el daño estaba hecho. Pese a ello. hoy por hoy el grueso de lo que consideramos fanfiction se distribuye, comparte y publica en línea.

Pero volviendo al tema que nos ocupa, alrededor de Mortífago no solo ha habido un grupo de lectoras y lectores que han seguido la historia a lo largo de los diez años que ha estado en publicación, también se han creado comunidades, foros, amistades e incluso cuentas de rol y memes, además de que a su final se han hecho algunas otras aportaciones como un vídeo recopilando pequeños vídeos que representan a los personajes y sus dinámicas habituales, lo cual convierte a esta obra en el foco de otras muchas creaciones. Ha unido, por tanto, a sus propios fans, y eso es un punto interesante para el análisis, puesto que sin desmerecer en ningún momento a la saga original, considerada como canon, se la ha desplazado, situándose el fanfic como un nuevo centro en el que se han basado otras creaciones. Sin embargo, quizá haya que presentar primero a este gran fanfic (no en vano tiene 70 capítulos y más de 500,000 palabras), para poder situarnos un poco. Mi intención es hablar de ello sin hacer spoilers, pero en cierto modo comentaré un par de ellos. Voy a centrarme en un punto en concreto del fanfic, en lo que para mí ha sido la gran ruptura la obra, que se gesta a lo largo de muchísimos capítulos, y por eso me parece especialmente relevante. Se plantean muchas cosas a lo largo de los 70 capítulos de Mortífago, pero quiero parar a analizar el personaje de Theodore y su papel como narrador manipulador. En mi opinión Theodore se pasa bastante de largo el concepto de narrador no fiable, y precisamente eso es lo que me gustaría exponer.

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Ilustración de Theodore Nott (créditos)

Mortífago sigue los años en Hogwarts de un personaje que forma parte de lo que podríamos llamar la comparsa de Harry Potter. Theodore Nott es un Slytherin del que en la saga original prácticamente no tenemos datos, pero que en este fanfiction se nos plantea como protagonista y narrador. Sin embargo, y aquí reside uno de los puntos más interesantes de la obra, el Theodore narrador no es el Theodore que vive lo que narra. Theodore narra desde sus dieciocho años, mirando hacia atrás y reconstruyendo lo que ocurrió, explicando incluso escenas en las que no estaba presente, de las que se ha enterado a posteriori. Y después de leer el fanfic completo (o al menos llegando a los últimos cinco capítulos) caeremos en la cuenta de por qué era crucial que fuera ese Theodore el que nos explicase su vida.

Nott es un chaval solitario, un niño bien que siempre se ha rodeado de los mismos amigos, que sonríe poco y habla menos. Pero el paso por la adolescencia nos cambia a todos, y aunque a Theodore Nott no lo convierta en el alma de la fiesta, lo hace relacionarse con gente nueva, crear nuevas relaciones y descubrir el mundo al tiempo que se descubre a sí mismo. Esto último será crucial para Theodore en tanto que narrador y protagonista, pero también para el resto de personajes e incluso para el lector. Los personajes que rodean a Theodore, sus amigos (Draco Malfoy, Vincent Crabble, Gregory Goyle, Daphne Greengrass, Pansy Parkinson y Blaise Zabinni) se verán salpicados por todo aquello que lo afectará a él, ya que Theodore tiene un complejo concepto de la amistad, por decirlo de una forma delicada. Lentamente iremos descubriendo en Theodore un chaval que no entiende el mundo porque no se entiende a sí mismo, y de su mano descubriremos también una parte que ni siquiera él recordaba de su persona.

Mientras el protagonista avanza por la adolescencia, viviendo de oídas las grandes aventuras de su compañero de colegio (porque en este aspecto la autora, Metanfetamina en Fanfiction, es muy meticulosa y ha respetado el canon original), mientras a su alrededor ocurren todo tipo de grandes cosas, él simplemente pasa por allí, ocupado en sus propios problemas. Entre estos problemas se encuentran una relación disfuncional con su padre y su abuela, a los que prácticamente no ve, la ausencia permanente de su madre, cuyo duelo le resulta conflictivo pese al tiempo que hace que ella murió, una relación romántica profundamente tóxica y malsana con su amor de infancia y adolescencia, y una bizarra camaradería con Draco Malfoy y Blaise Zabinni. Todo esto teniendo una adolescencia complicada porque, bueno, no es fácil ser un Slytherin cuando todo un colegio está en tu contra e insiste en que eres el malo de la película.

Este es uno de los puntos en los que Theodore hace especial hincapié. Nos habla en varias ocasiones de que “ellos solo eran unos niños vestidos de verde” y que poco a poco, se fueron convirtiendo en los antagonistas, simplemente porque se les empujó a ello. Sin embargo, conforme el lector se adentra en la historia de Theodore, la verdad también lo hace. Theodore Nott no es un narrador poco fiable. De hecho, tiene una memoria prodigiosa, es muy específico y, en bastantes ocasiones, muy explícito. Theodore Nott es un narrador totalmente fiable porque su discurso se mantiene en todo momento, incluso mientras nos explica que hay una parte de él que está encerrada, un Monstruo de ojos amarillos que duerme bajo una cama, incluso en esas ocasiones, el lector le cree. Porque es perfectamente capaz de ver la realidad a su alrededor. O al menos, eso nos dice. Theodore es totalmente fiable, al mismo tiempo que es un mentiroso y un manipulador. Tergiversa todo de manera que en uno de los grandes capítulos del fanfic, en una de las escenas más duras, se muestra como un ser abyecto, sin temor. Durante muchísimos capítulos, durante años, el narrador nos ha explicado su historia, tejiendo una tela para nosotros, poniéndonos en sus zapatos (y de ahí el gran acierto de la primera persona narrativa en prácticamente toda la obra). En un momentos clave dejamos de lado parte de nuestra coherencia como lectores, aceptando el pacto narrativo de tal forma que llegamos a juzgar muy duramente a personajes que simplemente le intentan sobrevivir porque él los destroza, tanto física como psicológicamente. En el capítulo en el que Theodore muestra que ha perdido totalmente el control al creer tenerlo por completo, el lector recibe un mazazo que lo saca del embelese y por fin puede darse cuenta: Nott lo ha hipnotizado.

Es una de las escenas en las que más claro se ve que Theodore, pese a lo mucho que ha trabajado para ponernos de su lado, para meternos en sus zapatos y manipularnos como narrador, es un monstruo y no lo puede obviar. Se rompe el discurso magistral de Theodore y te evidencia como lector, te saca de tu cómodo sillón desde el que lees a ese chico incomprendido que ya ha dado muestras de no poder encajar, muestras que como lector puede que hayas pasado por alto porque «bueno, es un adolescente». Es el momento en el que ves que no es así, y lo que es peor, que quizá lo podrías haber visto antes si te hubieras dignado a parpadear en lugar de creer a pies juntillas lo que él contaba. Por lo tanto nos vemos separados de él (pese a la intimidad que hemos compartido, ya no somos sus confidentes, ahora también nos vemos como sus jueces) y eso nos plantea una posición incómoda. Porque para cuando llegamos a este punto nos damos cuenta de que la última vez que un personaje creyó que Theodore era «demasiado», pese a comprender y entender a ese personaje, le juzgamos, yendo de la mano del chico protagonista aún sabiendo que él era el culpable. Nott convierte al lector en un cómplice consciente de su relato, lo aboca a juzgar y pensar mal de personajes que el narrador cree que han fallado al chico. Y en ese preciso momento, todo cambia.

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Ilustración alternativa para
la portada Harry Potter: El Cáliz de Fuego,
por Dylan Pierpont.

Es esa escena la que hace cambiar todo lo establecido. De pronto, todo cobra otro sentido. Como si nos quitasemos unas gafas que distorsionaran el color a nuestro alrededor, entendemos que las cosas no eran como nos las habían contado. Que nada era lo que parecía, y el posterior avance del personaje y su narración solo hace que reafirmar que Theodore no ha tenido un arrebato. No ha sido una enajenación transitoria, es una realidad perenne. Es entonces cuando entendemos que el narrador sea este Theodore de dieciocho años, porque lo único que pretendía era mentirnos para tenernos a su lado, para utilizarnos como hemos visto que hacía con todos los demás. Para Theodore Nott el lector es por tanto alguien más de su entorno, como cualquiera de los otros personajes, y lo manipula (nos manipula) como a todos los demás, sin que finalmente sepamos cómo lo hacía o por qué.

De hecho, en varias ocasiones mientras narra se dirige al público lector. Utiliza un “vosotros” vago pero en cierto sentido concreto, para atacarnos y para llamarnos. Así plantea al lector como un “otro” al que reconoce y al que, probablemente, miente y manipula como al resto de personajes que están a su alrededor. Theodore Nott asegura ser honesto con el público, no mentir, y además da la sensación de que así es y nos lo demuestra. En ningún momento parece estar decorando la realidad para salir bien parado. En varias ocasiones nos cuenta las cosas quedando mal, y no pretende excusarse, pese a que quizá sea esa la finalidad de su relato, confundir sobre su historia, dar su versión de los hechos para hacernos dudar de las de todos los demás.

En cierto sentido, Mortífago es la historia de la vida. No de una en concreto, sino de ella en sí, de cómo te lleva por algún lugar, hacia alguna parte, desde un punto de partida que quizá ni conoces ni seguramente controlas. Theodore tiene un problema que él no puede solucionar, y eso lo impulsa a hacer las cosas. El quid de la cuestión es que podría decidir, escoger frenar esos impulsos y no dejarse guiar por ellos, y de forma totalmente consciente ignora esa posibilidad. Así pues, cualquiera de nosotros podríamos ser Theodore, aunque tras leer todo el fanfic nos queda más que claro que Theodore sería sin duda el peor de todos. Hay además diversas referencias a la lucha interna que mantiene Theodore en varias ocasiones intentando comprenderse, pero también intentando controlarse y controlar a los demás. El hecho de que una parte de Theodore se desconozca a sí y su pasado implica que juega en desventaja y tiene las de perder. Theodore Nott no es un personaje bueno, pero como él mismo dice “Soy lo que soy, alguien tiene que serlo”. Cuando Theodore Nott pierde (y gana) esa lucha contra sí mismo todos a su alrededor lo notan. Su círculo cercano sabe lo que le ocurre y tratan de protegerle y ayudarlo, y eso es lo que les lleva a darse de bruces con un muro, porque no hay nada que pueda ayudar a un chico que se ha abandonado a sí mismo.

Y eso nos lleva a que irónicamente, la solución a la vida de Theodore sea la muerte, su desaparición de la faz de la tierra. Que nadie le recuerde jamás, porque ni él ni los demás lo merecen. Theodore ha sido una catástrofe natural que les ha caído encima y a la que han sobrevivido como han podido. Incluso los lectores ocupamos ese papel, nosotros también hemos sobrevivido como hemos podido. Algunos se han perdido en él, creyendo que podían defenderle, que no todo estaba perdido si se mantenía la esperanza. Otros seguramente lucharon para desembarazarse de su influjo de narrador en cuanto lo olieron. Seguramente ha habido algunos que estaban tan hipnotizados por él que de buena gana lo habrían seguido escuchando para siempre mientras él les explica todo lo que ha hecho.

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Como lectora yo también me vi inmersa en la narración de este personaje. Viendo el mundo como él lo veía, juzgando injustamente a muchos personajes de su alrededor porque él no es imparcial y te predispone a su favor. De hecho, creo que hay un factor que ha influido tremendamente en este punto y es el tiempo. Que este fanfic haya estado diez años en publicación, que haya habido esperas como en el caso de las novelas por entregas, pero en algunos puntos un tanto más largas que una de esas publicaciones, ha influido mucho. Porque a lo largo de todo ese tiempo la historia se ha ido solidificando, a medida que la historia avanzaba y su autora iba progresando y evolucionando. Mortífago ha sido una constante en la vida de muchos lectores durante muchos años, y eso implica que el público ha cambiado mientras la historia se desarrollaba. La lectura alargada durante años implica que el lector forma un vínculo con los personajes, con la historia y, por supuesto, con la autora.

Honestamente, considero que Mortífago es un fanfiction que no tiene nada que envidiar a ninguna novela publicada. Cierra todas las cuestiones que plantea, es redondo, los personajes no solamente son redondos, sino casi tangibles al final, y desde luego no te deja indiferente. Plantea muchos temas importantes, algunos relacionados con el concepto de amistad, otros con el amor, con el sexo sin idealizar, con las enfermedades mentales, los complejos, el ego, el crecimiento personal y las relaciones tóxicas. Lo que despierta ahora mi curiosidad es saber si los lectores que llegarán ahora a la obra, cuando ya está completa, reflexionarán del mismo modo sobre estos temas que los lectores que leyeron (leímos) el fanfic al ritmo de publicación. Seguramente solo el tiempo tenga la respuesta a esa pregunta. Lo que sí sé seguro es que me gustaría poder recomendar este fanfic (y la experiencia que es leerlo) a todo el mundo, ya sea en su plataforma original, Fanfiction, o en el pdf que ha creado la autora con la obra revisada. Y si has llegado hasta aquí, por supuesto que te lo recomiendo.


Link al PDF en DRIVE
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