Ejercicio literario: Es un cuento escrito para entenderse únicamente cuando se lee el título. El título está al final del cuento.


Érase una vez, cuando el tiempo aún tenía ojos y la gente miedo, una mujer muy bella que se decía de ella que salía de noche a pasear por el pueblo. Aún no existían las grandes casas, ni las pequeñas calles, ni los jardines siquiera, ni los libros. Se decía de ella que amaba a la luna, y que por eso salía cuando la primera estrella se asomaba en el cielo, pero lo cierto es que simplemente veía en los ojos del astro una tierna melancolía del pasado.

Jamás había podido dirigirme a ti, Sol. —suspiró la joven como si fuera un sueño.
Jamás te había visto tan de cerca —le contestó—. Me alegra verte por una vez, sin esconderte de mis manos y mis crestas.
Siento que vuelo y me deshago en aire cuando intento amarte, Sol.
Quizá pueda haber solución.
¿Cuál? Dímela, por favor.
Cuando yo duerma recogido entre las cuerdas de la lira, mira a mi hermana Luna y verás en ella la luz que te encandila.
Pero Luna es fría, y tú eres cálido.
Entonces recuerda esta pequeña caricia que hoy te entrego.
Y cuando mire a la luna recordaré nuestra parte de noche.
Y cuando mires a la luna recordarás nuestra parte de noche.

Y desde entonces, cada noche, cuando el primer astro se asoma entre los pétalos de espuma de las nubes, la señora S se viste de luciérnagas, silencio y estrellas para ver en la Luna los ojos y el recuerdo de su amado.


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