SOBRE EL QUÉ Y EL CUÁNDO
Lo primero que nos tenemos que parar a observar a la hora de analizar los combates de una obra es en qué período histórico se basa y qué armas y armaduras utiliza. Como el propio George R.R. Martin dijo, buena parte de la inspiración de Canción de Hielo y Fuego viene de la guerra de las Dos Rosas, conflicto del siglo XV por la disputa del trono inglés. El siglo XV es un período histórico más o menos acorde con lo que se muestra en la serie: no representa al siglo XV como tal, pero desde luego sí al Bajo Medievo.
Si lo que queremos es deducirlo por las armas que aparecen en la serie, podemos encontrarnos con algún problema. Si bien es cierto que la mayor parte de espadas que nos encontraremos son espadas largas, el tipo de espada que se utilizó en los siglos XIV y XV en toda Europa; también aparecen la espada de armar o espada de una mano, que es inmediatamente anterior a la espada larga, acompañada del escudo; y otras como pueden ser la espada de Arya, un espadín, un arma que no se utilizaría hasta el siglo XVII; o espadones (espadas de dos manos) como Hielo de Eddard Stark.




En cuanto a las armaduras, en Juego de Tronos encontramos (y obviando fallos puntuales) desde cotas de malla sobre las que se ponen diferentes piezas de acero a los ya arneses completos del siglo XV. La primera se pudo ver en el siglo XIV y es una transición entre las sencillas cotas de malla y las armaduras completas. Probablemente la espada de una mano derivó en la espada larga como parte de una coevolución arma-armadura, siendo la espada larga un arma más especializada en hacer frente a caballeros con armaduras completas.

JUICIO POR COMBATE
El tono de la obra suele marcar el tono de los combates, pero no siempre ocurre así. No obstante, en Juego de Tronos podríamos decir que hasta cierto punto se cumple esa premisa, pues los combates son crudos, sangrientos e intensos. Sin embargo, eso no quiere decir que hagan las cosas de manera realista e histórica. Porque los creadores siempre tienen que pararse a tomar una decisión (metafóricamente o no): ¿Investigar para ser históricos o utilizar las fórmulas que han funcionado en Hollywood durante décadas para recrear los combates con armas blancas? Un guion bien dirigido puede hacer que los combates históricos sean a su vez tensos y significativos, pero lo cierto es que es la opción más tediosa. ¿Para qué consultar a expertos en esgrima histórica cuando eso sería un trabajo extra y, además, muy pocos se iban a dar cuenta? Es una decisión relativamente comprensible, pero a los esgrimistas nos es inevitable ver esos fallos que otros no ven, y nos vemos empujados a resaltarlos.
Vamos a ser claros: Juego de Tronos no es histórico. No es realista. Nadie combatía como se combate en Juego de Tronos. Bien es cierto que muchos enfrentamientos son espectaculares y una digna muestra de esgrima escénica bien entendida, pero la mayoría de enfrentamientos no difieren tanto de una película media de Hollywood. Repasemos algunos combates representativos para ver por qué Juego de Tronos obvia la historicidad a la hora de crear sus combates.
EDDARD STARK VS. JAIME LANNISTER
Este es uno de los combates más icónicos de la primera temporada. En la escena hay en primer lugar un enfrentamiento entre lanzas y espadas, pero voy a centrarme en el intercambio que hay entre Ned y Jaime.
Lo primero: ambos llevan espadas largas y protecciones ligeras. Es conveniente señalar que el poder de corte y punta de las espadas largas hace que con movimientos precisos y bien ejecutados se termine el duelo con un único golpe.
Empieza el combate y ya tenemos varios errores: están combatiendo muy cerca, a una distancia a la que es más conveniente usar un golpe de pomo que una estocada; y Jaime utiliza su espada larga a una mano, un fallo muy común tanto en esta serie como en muchas otras. Si sostenéis una espada larga con una mano, os daréis cuenta que la morfología del arma, su peso y su equilibrio la hacen tediosa para el manejo a una mano. Por eso prácticamente toda la esgrima con espada larga es a dos manos: la derecha cerca del arriaz o cruz, y la izquierda en el pomo, de tal manera que podamos manejarla con un juego de palancas. Otro fallo que se ve en el combate, y que de nuevo nos volveremos a encontrar más adelante, es el hecho de que los cortes son falsos. Me explico: fijaos en cualquiera de los cortes que lanza Eddard Stark: no van al cuerpo de Jaime, van a su espada. ¿Qué sentido tendría esto en un combate? Ninguno, obviamente, pues cada golpe mal ejecutado es una oportunidad que damos al enemigo de matarnos. En la esgrima escénica es un recurso común: chocar las espadas no entraña ningún peligro, pero si dirigimos el corte al cuerpo y sale mal, puede ser muy peligroso para los actores.
En los primeros compases del combate también vemos cómo Eddard Stark esquiva una estocada con el cuerpo: ha podido hacer eso porque la estocada iba muy cargada; si os fijáis, Jaime retira la mano de la espada hacia atrás y lanza la estocada de manera exagerada. Esto se debe a un malentendido habitual: los golpes deben ser fuertes, cargados y brutales. Nada más lejos de la realidad. En primer lugar, si cargamos muchos un golpe con un movimiento de brazo, estamos diciendo al contrario exactamente lo que vamos a hacer, y supondrá una oportunidad para contrarrestar la técnica y, con toda seguridad, acabar con nosotros. Por otra parte: no es necesario que el golpe sea fortísimo. Hay que tener en cuenta que una espada larga es una herramienta especializada en cortar carne humana: con que el golpe sea mínimamente preciso y técnico, el enemigo estará muerto. No necesitamos hacer que nuestra hoja atraviese por completo el cuerpo del rival, con unos pocos centímetros es suficiente.
En el duelo también vemos cómo dan una vuelta sobre sí mismos: por supuesto, dar la espalda al enemigo es algo totalmente estúpido en un contexto en el que te juegas la vida. Una estocada del rival es mucho más rápida que nuestro giro. La inercia generada con la fuerza de los brazos es más que suficiente para cortar al enemigo; no necesitamos dar una vuelta sobre nosotros mismos para ello.
Otra de las escenas típicas en multitud de películas es aquella en la que los dos oponentes quedan muy juntos uno del otro, enfrentando las espadas. Tal que así:


Cinematográficamente, lo que se suele buscar aquí es resaltar el enfrentamiento que está teniendo lugar tanto a nivel físico como mental. Sin embargo, esta situación es inverosímil y no tiene sentido desde el punto de vista de la esgrima histórica. Llegados a ese punto, lo normal sería o bien entrar al cuerpo a cuerpo o bien lanzar un golpe con el pomo. Hay que recordar que la espada larga es un arma muy versátil, y toda ella, desde el pomo hasta la punta, sirve como herramienta contundente y eficaz.


En definitiva, todo está mal en el enfrentamiento. La distancia; el manejo de las armas, que tiende a ser mucho más tosco de lo que realmente es; las guardias y acciones… Este combate es representativo porque es básicamente lo que nos vamos a encontrar en el resto de la obra. Aun así, vamos a analizar un par de combates más.
LA TORRE DE LA ALEGRÍA
Otro combate bien conocido, aunque en este caso en un contexto muy diferente. Empieza siendo un grupo contra otro, pero al final acaban quedando los hombres de Stark y Ser Arthur Dayne, que les hace frente usando dos espadas de una mano (realmente dos espadas largas, pero usadas únicamente con una mano). Bien, lo primero de todo, os diré cómo solía acabar un espadachín cuando se enfrentaba a un grupo más o menos numeroso (cuatro soldados Stark con espadas con o sin escudos en este caso): Muerto. Y da igual que sea el mejor espadachín de los Siete Reinos, porque en esa situación es casi imposible sobrevivir, y lo más a lo que puedes aspirar es a huir, defenderte unos segundos hasta que lleguen refuerzos o a llevarte a alguno por delante antes de besar el barro.
Es un combate muy bien coreografiado, pero bajo la mirada de lo histórico hace aguas por todos lados. Los soldados de Stark (y él mismo) probablemente tienen decenas de ocasiones para matar a Arthur Dayne, entre las mil vueltas que da y las decenas de veces que descubre sus aberturas. Por otra parte, se les ve lanzar estocadas a diestro y siniestro sin apenas utilizar el escudo, que queda como un objeto decorativo más.
En la historia tenemos claras referencias al combate contra grupos. En los siglos XVI y XVII, por ejemplo, encontramos el uso del montante para defendernos de una multitud, bien sea en una calle, una galera, etc. La forma que tiene el montante de utilizarse es muy particular: es un arma pesada que necesita usarse con el peso completo del cuerpo. Aquí os dejo una muestra de un ejercicio de montante, donde se ve cómo se describen círculos y estocadas amplias para defendernos de los atacantes que hay a nuestro alrededor:
No es, por cierto, necesario ser ambidiestro ni especialmente hábil para manejar dos armas al mismo tiempo: es una práctica común en la esgrima histórica el uso de armas dobles, a pesar de que precisamente el llevar dos espadas largas es algo impensable a todas luces. No obstante, cuando tienes dos armas, no las utilizas de manera independiente la una de la otra como hace Dayne, sino que tiendes a utilizar una para la defensa (parar golpes, cubrir huecos, sujetar la espada rival) y otra para el ataque, normalmente ocupando la línea central. Así, usar dos armas no es simplemente multiplicar por dos lo que ya hacías con una, sino crear un nuevo marco para el combate.
ARYA VS. BRIENNE
He elegido este combate por las armas que aparecen: una espada larga (Brienne) y un espadín (Arya), dos armas radicalmente distintas y separadas en la Historia por al menos dos siglos. Mientras el espadín es un arma ligera, relativamente corta y de uso mayoritariamente de punta; la espada larga es un arma más pesada, contundente y con una capacidad de corte mayor.

Es difícil decir cómo sería un duelo de estas características porque son armas distintas para un contexto sociocultural distinto, pero ninguna de las dos luchadoras las utiliza a su debido modo. Vemos como Arya apenas utiliza la punta de su espada; se dedica a lanzar tajos e intentar parar la espada de Brienne. Esto es totalmente contraproducente con un arma como el espadín, porque la espada de Brienne es mucho más contundente y es prácticamente imposible controlarla con una hoja tan delgada como la del espadín.
Arya trata de utilizar su agilidad como un factor a su favor, y eso es justo lo razonable frente a una espada larga. Usar la velocidad es nuestra única oportunidad para derrotar a una espada larga, pero eso no quiere decir girar y hacer cabriolas con la espada, significa ser precisos y rápidos con la punta de nuestro espadín: aprovecho un hueco, pincho y me retiro. No me hace falta más.
Para muestra, un botón: una serie de asaltos de espadín. Una esgrima ágil, pero muy lineal y de punta.
CONCLUSIONES
Es imposible abarcar todos los combates de una serie tan larga en un único artículo, pero a través de estos tres combates podemos llegar a una conclusión clara: Juego de Tronos es una oportunidad perdida. Si alguien podía, era HBO, pero ni siquiera ella ha considerado recrear los combates y duelos de una manera histórica, a pesar de que el tono de la obra podría haberlo soportado perfectamente, siendo incluso un elemento a su favor. Combates cortos, de apenas dos golpes, pero impactantes por el significado que hay en ellos. Porque la carga de significado de un duelo no es sólo el duelo en sí, sino todo lo que supone que muera uno y no el otro.
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