Tras más de una veintena de producciones a lo largo de más de diez años, el universo cinematográfico de Marvel ha pasado por algunas etapas llegando a ser acusadas sus películas en algunos momentos de “estar hechas con plantillas”. La fórmula funcionaba tan bien que todos los productos dentro del MCU comenzaron a imitar un mismo esquema, y pese a que estas críticas normalmente iban enfocadas a partes como el ritmo o el guión podían extenderse a aspectos más técnicos como la colorización: ¿Por qué todas las películas de Marvel tenían ese mismo aspecto? ¿Cómo se explicaba que unos personajes salidos directamente de las páginas de los cómics tuvieran tan poco color en su paso a la gran pantalla?
El cine nace como un retrato de la realidad. Aunque hoy en día el séptimo arte se haya instaurado principalmente como un medio para contar historias imaginadas y los géneros que ahondan en la ficción narrativa sean mayoría frente al documental, en el nacimiento de este arte los hermanos Lumière lo primero que mostraron al mundo que habían captado con su cinematógrafo era el mundo real, la salida de unos obreros de una fábrica en Lyon al acabar la jornada de trabajo.
Y el mundo real es a color.

Si bien lo capturado en la película fotográfica por los hermanos Lumière era la realidad, las limitaciones técnicas del propio cinematógrafo no permitían mostrarla totalmente como esta era y en su lugar teníamos reproducciones en escala de grises de los sucesos que los Lumiére grababan.
Fuese lo que se mostraba realidad o ficción (como, por ejemplo, las películas de George Méliès en las que experimentaba como pionero de los efectos especiales), lo cierto es que el cine pronto quiso superar esas barreras técnicas que lo obligaban a ser en blanco y negro, primero coloreando directamente la película fotográfica fotograma a fotograma y más adelante, gracias al desarrollo de tecnologías y sistemas como los inventados por Technicolor, pudiendo captar a color lo que se filmaba. El cine entendió así, incluso mucho antes de ser considerado un arte, que el uso que hiciese del color (o de la ausencia de éste) debía ser un aliado más a la hora de contar sus historias, igual que lo era en otras artes como la fotografía o la pintura.
Con el perfeccionamiento de la técnica y del mismo cine como disciplina, la cinematografía sufrió un proceso de evolución constante que aún perdura hoy día gracias al aprovechamiento, por parte de los autores y artistas, de los medios a su alcance y la experimentación que llevan a cabo con ellos. El cine ha probado con técnicas que van desde simplemente el posicionamiento de la cámara y los encuadres de esta, hasta las novedades más avanzadas como las películas con efectos en 3D, y en esa experimentación descubrió el uso del color como un elemento muy potente con el que transmitir sensaciones al espectador además de aportar una mayor belleza a la imagen.
Existen, pues, varias formas de entender el uso del color dentro del cine y que no sólo no tienen porqué ser excluyentes entre sí sino que pueden estar perfectamente entrelazadas. Una de ellas es la que se vale de la colorimetría con fines estéticos, y la otra vertiente es la que busca reforzar, explotar o sugerir sensaciones gracias al color del fotograma y al empleo que se haga de él en la película, y que se relaciona también de forma directa con la concepción social del color. Por tanto, la forma y significado con el que se utilice un color en una sociedad puede variar con la manera en que es entendido o interpretado en otra cultura distinta. Encontramos miles de ejemplos de esto, como por ejemplo, valga la redundancia, los blancos vestidos de bodas que en Occidente significan pureza mientras que en Asia dicho color es reservado para los momentos de luto. Los colores transmiten mensajes que tienen sus raíces en la cultura del espectador como sujeto receptor del mensaje que se comunica (en este caso: el color y la sensación) y en la del emisor (en el caso del cine, el director).
Mediante esquemas y paletas de colores, el director y el equipo de fotografía establecen el estilo y tono del metraje y su atmósfera visual. Existen diversos tipos de paletas que pueden ir desde las monocromáticas que utilizan un único tono, hasta las que emplean tríos de colores que mantienen una equidistancia dentro del círculo cromático, pasando por los esquemas de colores adyacentes que manejan colores cercanos entre sí dentro de la rueda de color para mantener un tono equilibrado, o los que aprovechan los colores complementarios, es decir, parejas de colores situados en lugares opuestos en el círculo cromático, como el azul y el naranja que es usado muy habitualmente o el rojo y verde que encontramos en clásicos como “Vértigo”.

A partir de esas paletas se intentan construir o reforzar los mensajes que una determinada película pretende transmitir, asociando colores con lugares o situaciones específicas, emociones, momentos, etc… (como por ejemplo en “El Laberinto del Fauno”), pero ¿Cómo se explica que en Marvel el color no sea mejor aprovechado? ¿Son siquiera conscientes de esto?
La relación directa que existe entre luz y color se extiende entonces hasta la forma en que es capturada la imagen en la cámara, convirtiéndose los aspectos técnicos en elementos de gran importancia junto a las decisiones puramente artísticas, por lo que dentro de esos aspectos técnicos, uno de los puntos más básicos y claves es la cámara escogida para grabar la película.
“Iron Man”, “Iron Man 2” y “Thor” fueron grabadas en formato de 35 mm y posteriormente el resto de producciones de Marvel adoptaron el formato digital y esa podría ser una de las explicaciones a porqué las cintas de aquellos primeros años lucían mejor color que las que vinieron después. El cambio a formato digital se produjo en “Capitán América: El primer vengador” donde se utilizó una cámara Genesis HD de Panavision y en los siguientes títulos se cambiaría a la ARRI ALEXA (en sus distintas versiones de Studio, Plus, Mini, etc…). Esta cámara funciona mejor en escenas de noche que a la luz del día pues con las segundas la imagen es demasiado plana mientras que en escenarios menos luminosos proporciona algo más de contraste, especialmente cuando aparecen focos de luz en el encuadre, y quizás eso es lo que explica el porqué el color de “Guardianes de la Galaxia” destaca algo más que el del resto de películas, gracias a que se desarrolla en ambientes espaciales, naves y demás lugares que involucran ambos factores: oscuridad y luces que aportan color y contraste.
El cine en 35 mm consigue una mejor textura y volumen que las cámaras digitales, cuya imagen es más plana, pero achacar esto a la cámara escogida para grabar es demasiado simplista. La película capturada en papel fotográfico consigue una mejor imagen, pero aunque la imagen digital muestre tonos demasiado grises con poco contraste y saturación, captura esta con la información necesaria para graduar la colorimetría hasta conseguir resultados espectaculares.

En Abril de 2018 se estrenaba “Vengadores: Infinity War”, el gran crossover del universo cinematográfico de Marvel superó los dos mil millones de recaudación en taquilla, algo para nada sorprendente si tenemos en cuenta que en 2012 la primera reunión de este grupo alcanzó los mil millones y medio de dólares y el resto de producciones, en mayor o menor medida, han sido también éxitos en cuanto a su número de espectadores se refiere, por lo que es impensable que el resultado que vemos en pantalla con el color sea una cuestión económica y no una decisión plenamente consciente.
Uno de los principales problemas es el uso que se hace del negro. En el universo cinematográfico Marvel no existe el negro puro, en su lugar, donde deberían haber sombras totales completamente negras hay valores de color que se corresponden con el gris oscuro. Esto redunda en que la imagen parezca más plana y el resto de colores no destaquen por la falta de contraste.
El color negro es una pieza fundamental en el mundo del cómic. El entintado es un proceso intermedio entre el dibujo a lápiz y el coloreado que cuenta incluso con sus propios profesionales dedicados a esta labor (lo que da buena cuenta de la importancia que tiene). Aporta contraste, definición y volumen.

Y quizás la idea de no usar negros puros en el MCU se pueda explicar gracias a esto mismo. En los inicios de los 2000 el cine de superhéroes era muy distinto a como lo conocemos hoy en día, la cultura geek no había explotado aún ni se había convertido en algo mainstream, y la estrategia de Hollywood para vender películas de superhéroes al gran público se enfocó en que estas no pareciesen sacadas directamente de los cómics, lo que dio lugar a por ejemplo una generación entera de X-Men ataviados con trajes de cuero negro. El éxito de Marvel acabó con esa corriente estética, los superhéroes por fin podían llevar mallas sin resultar ridículos pero al parecer el estudio no quiso mojarse del todo, sus superhéroes vestían como superhéroes pero el look de sus películas intentaba resultar más creíble y cercano al mundo real a base de ser menos colorido y contrastado, y utilizando grises en lugar de negros, en definitiva, alejándose del color de los cómics.
El gris y los colores poco saturados se extendieron a todas las producciones del universo Marvel casi como un sello propio. Pero aún con todas esas imposiciones, en cintas como “Dr. Strange (Doctor Extraño)” se sucedieron propuestas con el color que van más allá de la estética aunque se siga conservando el gris oscuro en lugar del negro. El mundo real y la vida de Stephen Strange como cirujano se separaron con un filtro azulado mientras que Kamar-Taj, Katmandú y los espacios relacionados con el mundo de la hechicería se visten con una imagen más anaranjada. Cuando El Anciano intenta enseñar a Strange a viajar entre distintos lugares usando portales, la lección que le da es que se rinda y olvide todo lo que cree saber y acto seguido lo abandona en el Everest, una imagen en la que domina el color blanco y que relaciona este con conceptos como la nada, olvidar, rendirse (igual que las banderas blancas) y demás… A su vez la dimensión oscura posee tonos poco naturales, impropios del mundo real como morados y verdes radiactivos, etc…
Y «Black Panther» recurría al mismo efecto replicando una misma escena al inicio y al final de la cinta pero situando la primera en un ambiente nocturno que reflejaba la oscuridad del momento: La traición, el asesinato de un hermano, etc… Y la final en el mismo escenario pero cambiando la situación contextual: Una luz diurna para un nuevo faro de esperanza, la apertura de Wakanda al resto del mundo.

“Guardianes de la galaxia Vol. 2” ya parecía mejorar su imagen respecto a la primera parte, y lo mismo ocurrió con “Thor: Ragnarok” (quizás por el cambio de ambiente y tono que aportaba una nueva estética o quizás por el cambio de cámara). “Vengadores: Infinity War” poseía una imagen más arriesgada en su uso del color que el resto de producciones y hasta hemos llegado a ver algún trailer de “Vengadores: Endgame” que jugaba con el trío de colores blanco, negro y rojo. Quizás es posible que en el futuro de Marvel podamos ver superhéroes que se acerquen al aspecto de los cómics no sólo en su estilismo sino también en el color.
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